En los últimos años, el uso de cigarrillos electrónicos desechables ha aumentado de manera significativa en muchas regiones de España, y la comunidad autónoma de Cantabria no ha sido la excepción. Estos dispositivos, conocidos por su facilidad de uso, sabores llamativos y bajo coste, se han convertido en una tendencia, especialmente entre los jóvenes.
1. Incautaciones, no ventas legales
La afirmación de que en Cantabria se vendieron 30.000 cigarrillos electrónicos desechables no se refiere a ventas legales registradas, sino a la incautación de productos ilegales.
Durante la primera mitad de 2024, las autoridades sanitarias y policiales de Cantabria realizaron redadas en tiendas, gasolineras y bazares, como parte de una campaña de vigilancia del cumplimiento de la normativa sobre productos del tabaco y similares. El resultado fue la retirada del mercado de más de 30.000 dispositivos de vapeo desechables.
Muchos de estos productos:
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No estaban autorizados por el Ministerio de Sanidad ni por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS).
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Carecían de etiquetado adecuado, advertencias sanitarias o listado de ingredientes.
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Se vendían en establecimientos sin licencia, en máquinas expendedoras o incluso a menores de edad.
Por tanto, no se trata de una cifra de ventas oficiales, sino del reflejo de un problema de distribución ilegal que está creciendo rápidamente.
2. ¿Qué tan común es el vapeo en Cantabria?
Aunque no existen estadísticas específicas para Cantabria que detallen el número exacto de usuarios de cigarrillos electrónicos desechables, los datos nacionales permiten estimar ciertas tendencias.
Según la Encuesta sobre Alcohol y Drogas en España (EDADES) 2023:
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Un 13,3 % de jóvenes entre 14 y 18 años ha probado el vapeo al menos una vez.
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Entre los adultos, aproximadamente el 4,2 % son usuarios activos de cigarrillos electrónicos.
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Más del 80 % de los usuarios prefieren dispositivos con sabores como fresa, mango o chicle.
En Cantabria, el aumento del uso entre adolescentes ha despertado la preocupación de los centros escolares y de salud pública. Muchos centros educativos han reportado un crecimiento alarmante del consumo dentro y fuera del aula, lo que ha impulsado campañas de concienciación y presión sobre las autoridades para actuar.
3. ¿Por qué tantos cigarrillos electrónicos ilegales?
La cifra de 30.000 dispositivos desechables incautados es, en parte, un reflejo de una realidad más amplia:
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Fácil acceso: Muchos de estos productos se venden en pequeños comercios, en internet o incluso en redes sociales, sin ningún tipo de control de edad.
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Precios bajos: Los dispositivos desechables pueden adquirirse por tan solo 5 o 6 euros, mucho menos que un paquete de tabaco tradicional.
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Baja fiscalización: A diferencia de los productos del tabaco, los cigarrillos electrónicos están menos regulados en términos fiscales, lo que los hace atractivos para la venta irregular.
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Sabores atractivos: Estos productos vienen en variedades como piña colada, sandía helada o caramelos ácidos, lo que los hace más llamativos para menores.
La mayoría de los dispositivos incautados en Cantabria pertenecían a marcas como Elf Bar, Lost Mary o Maskking, muchas de las cuales han sido objeto de advertencias por parte de la Unión Europea y la AEMPS por no cumplir con la legislación vigente.
4. El gran problema: El vapeo entre menores
Uno de los mayores focos de preocupación es la expansión del vapeo entre los jóvenes. Las campañas de marketing, muchas veces disfrazadas de contenido en redes sociales, han contribuido a normalizar el vapeo como una conducta socialmente aceptada o incluso “de moda”.
En Cantabria, al igual que en otras comunidades, se ha detectado un incremento de vapeo en menores de 18 años, lo cual es ilegal. Aunque la venta a menores está prohibida, la falta de controles efectivos y la facilidad de acceso online han debilitado esta barrera legal.
¿Por qué vapean los jóvenes?
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Curiosidad.
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Influencia de amigos o influencers.
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Atractivo de los sabores.
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Falsa percepción de que el vapeo es inofensivo.
5. ¿Qué dice la ley española?
En España, el uso y venta de cigarrillos electrónicos está regulado por:
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Ley 28/2005, modificada por la Ley 42/2010 y otras posteriores.
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Real Decreto 579/2017, que establece requisitos sobre el etiquetado, ingredientes y notificación de productos del vapeo.
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Prohibición de venta a menores de edad.
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Prohibición de uso en centros educativos, sanitarios y transporte público.
Además, los productos deben estar debidamente registrados en la AEMPS y cumplir con los estándares de calidad y seguridad. Muchos de los dispositivos desechables incautados en Cantabria no cumplían ninguna de estas normativas.
6. ¿Y el medio ambiente?
Un aspecto a menudo ignorado del debate sobre los cigarrillos electrónicos desechables es su impacto ambiental.
Cada unidad contiene:
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Plásticos de un solo uso.
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Baterías de litio.
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Residuos químicos de nicotina y saborizantes.
Al ser dispositivos diseñados para un solo uso y difíciles de reciclar, su acumulación representa un grave problema ambiental. En Cantabria, como en otras regiones costeras, se han encontrado dispositivos en playas y espacios naturales, lo que ha despertado la alarma de organizaciones ecologistas.
7. ¿Qué está haciendo Cantabria al respecto?
Tras la incautación de los 30.000 dispositivos, el Gobierno cántabro ha anunciado varias medidas:
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Aumento de las inspecciones a comercios y puntos de venta.
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Campañas informativas en centros escolares.
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Colaboración con la Guardia Civil y la Policía Nacional.
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Revisión de la normativa autonómica para reforzar los controles.
Además, se están promoviendo iniciativas para exigir al Gobierno central una regulación más estricta, especialmente sobre los productos desechables y el marketing dirigido a menores.
8. ¿Realmente “vendió” Cantabria 30.000 cigarrillos electrónicos?
No. Cantabria no vendió 30.000 cigarrillos electrónicos desechables.
Lo que ocurrió fue una incautación masiva de productos ilegales, lo que revela la magnitud de un problema que está creciendo silenciosamente: el comercio y consumo descontrolado de vapeadores, especialmente entre jóvenes.
Esta cifra no refleja una operación comercial legal, sino una crisis de salud pública, regulación y consumo juvenil que requiere atención urgente. Cantabria se ha convertido en un ejemplo claro de lo que está ocurriendo en muchas otras regiones de España.
Ahora, la pregunta real no es cuántos se vendieron, sino:
¿Estamos preparados para frenar esta tendencia antes de que se convierta en una epidemia silenciosa?